Muchas actitudes humanas que engendran
conflictos e insatisfacciones, se pueden explicar con la ayuda de una fábula
que se atribuye a un pensador Chino. Partimos de un diálogo entre animalitos.¿Adónde
pretendes volar?, le preguntó una codorniz a una lechuza que apareció por allí,
fuera de horario, con el proyecto de un viaje lejano en mente, disconforme por
la situación que le rodeaba.
Me voy hacia el sur; ya lo tengo decidido,
fue la respuesta amarga de la lechuza.
¿Y por qué te vas? Desaparezco de aquí
porque los vecinos de la aldea ya no soportan mis chillidos y gritos
estridentes. Estoy cansada de amenazas... La codorniz, perpleja, tratando de no
perder la calma, hizo una mueca intentando una sonrisa, y le aconsejó:
-"No te apresures... piensa bien lo que vas a hacer. Con salir de aquí no
se soluciona mucho el problema.
Lo que tienes que hacer es cambiar ese
grito estridente y molesto por otro más suave, cadencioso y en unas horas verás
cómo la gente te va a apreciar y más de uno te admirará...
Si no te animas a cambiar tu ruidoso
comportamiento, acuerdate de que en ningún lugar de la tierra encontrarás
paz... a lo sumo que quieras habitar en un solitario desierto".
La solución no está en huir de las
dificultades, sino en reubicarnos en la comunidad, respetando para que nos
respeten.
Esta fábula se hace realidad muchas veces
en la vida de los humanos.
Hay personas que son un problema
continuado, para sí mismos y también para los que están cerca...
Los defectos personales no se solucionan sólo
con cambiar de aire o de geografía. El cambio de posturas o conductas
irritantes e hirientes por otras más humanas, hacen más fácil la convivencia.
El dominio de sí mismo y la superación
de defectos ayuda a crecer y da personalidad. Por eso antes de huir de las
realidades es preferible cambiar nuestra manera de pensar, de actuar, de hablar,
de vivir... Francisco de Sales nos dejó este pensamiento:"Obrar el bien,
si además se hace con alegría, es un doble bien".
Comportándonos correctamente, sin
mentirnos a nosotros mismos ni al prójimo, viviendo nuestra realidad y dejando
vivir en paz a los demás, encontraremos el camino del equilibrio que lleva a la
felicidad.
Reynaldo Vázquez
(texto sacado de la página: http://pacomova.eresmas.net/paginas/F/fabula_de_la_lechuza_y_la_codorn.htm
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